En la campaña también recorrimos con equipo de perifoneo las colonias obreras y populares de la región. No contamos con los datos de la campaña completa, pero la jornada de las últimas 24 horas involucró la repartición de poco más de dos millares de volantes, la distribución de medio millar de ejemplares de nuestro periódico central y boletín regional, la charla con unas tres centenas de personas. De estas últimas una minoría, una veintena presentó opiniones reaccionarias frente a nuestra línea, pero aún este hecho resulta positivo pues nos permite sistematizar los argumentos anticomunistas que calan en algunas capas del pueblo y preparar una ofensiva ideológica para desterrarlos.
A la gente no le preguntábamos que iba a hacer el primero de Julio sino lo que haría a partir del 2 de Julio, la llamábamos a organizarnos por fábrica, centro de trabajo, escuela, barrio y colonia.
También como parte de la Contracampaña se lograron abrir algunos círculos de estudio más numerosos, en los que apostamos por la ideología, apostamos por la formación de una capa más numerosa y disciplinada de revolucionarios profesionales.
Cerramos la contracampaña con un mitin en una plaza pública, colocamos una mesa de información con nuestro periódico El Comunista, revistas y libros. Al principio pensamos que sería imposible llevar a cabo la actividad, el clima no era el más apropiado. No dejaba de caer lluvia y se iba la luz. Aun así decidimos empezar a invitar a la gente para que se acercara o escuchara desde un lugar techado. Así la voz de los comunistas llegó a oídos atentos y curiosos.
Las participaciones en el micrófono se centraron en desnudar a cada candidato a la Presidencia de la República. En dejar ver las verdaderas intenciones de cada acuerdo, de cada reunión que han sostenido con empresarios, es decir, con nuestro enemigo de clase. Así pues dejamos en claro que la democracia es una fachada que encubre la dictadura de clase.
Invitamos a la gente a la reflexión, a no dejarse llevar por lo que se dice en la televisión, a organizarse y creer en su capacidad de cambiar radicalmente esta sociedad, a tener esperanza en que existe una solución a sus problemas, una alternativa que es el poder obrero y popular.