Y ya que hablamos de la muerte,
esa, también nos la han impuesto.
La imposición dolorosa de la muerte
que se ejecuta de manera cruel y salvaje,
de manera sistemática,
siempre en contra de nosotros.
Nos impusieron la violencia,
la tortura,
las desapariciones.
Las lágrimas de los que sufren,
el dolor de nuestro pueblo,
también es impuesto.
Nos impusieron nuestra pobreza
para decirnos ‘huevones’,
cuando somos nosotros los que les producimos
lo que visten y comen.
También nos impusieron el aire que contaminan,
porque producir de otra manera
les acorta las ganancias.
Nos impusieron las enfermedades y otra vez la muerte
bajo la consigna de producir más,
y más barato, mercancías que están al alcance
sólo de unos cuantos.
Nos impusieron la expropiación
el despojo
la devastación
así como nos impusieron el silencio.
Pero también nos impusieron las cadenas
que hemos de romper
para entonces arrebatarles lo que nos pertenece:
no la silla presidencial
sino una sociedad sin explotación,
no el presente
sino el futuro.