Indudablemente intereses económicos. Por un lado los científicos son recompensados por la cantidad de artículos de calidad publicados, obteniendo mayores ingresos y presupuesto para sus investigaciones entre mayor sea su productividad, pero además de esto pueden existir intereses de empresas privadas de por medio.
Cabe mencionar que la Dra. Alejandra Bravo recibió en 2012 el premio por América Latina que otorgó la UNESCO y la fundación L’oréal por sus investigaciones de la bacteria Bacillus Thuringiensis conocidas como Bt. Estas Bacterias son genéticamente modificadas para producir proteínas insecticidas, las cuales afirma Bravo en sus investigaciones, no son toxicas a los humanos.
Por otro lado existe el maíz Bt. Igualmente modificado geneticamente. Esta nueva variedad de maíz es resistente a la infestación de algunas larvas de insectos que normalmente destruyen sus hojas y las larvas del maíz. Curiosamente este transgénico esta en manos de grandes empresas transnacionales como Monsanto y Novartis.
¿Acaso sera que la presión de estos científicos por mostrar resultados que sustenten el carácter no toxico de la bacteria Bt en humanos los llevo a manipular sus resultados en busca de satisfacer los intereses de los grandes monopolios de los transgénicos?