Como lo ha demostrado el proceso de la contra-reforma laboral, no es que con el nuevo discurso se vaya a dar forma a la realidad, es decir, no es el hecho de que estén expresadas en la ley federal del trabajo por lo que existen prácticas que pisotean a la clase obrera y trabajadora, sino que estas ya existían en la práctica y había que volverlas legales.
Se vuelve evidente que no basta con parar o echar para atrás las redacciones de reforma o leyes, que perjudican a la clase y al pueblo en general, sino que se debe evitar que sigan existiendo estas prácticas, eso solo podrá ser posible con la organización.
La nueva tarea es desmarcarnos de las ideas y prácticas del fin de la historia y la colaboración entre clases; se vuelve necesario, ya que son los elementos reaccionarios que nos han arrastrado como clase a encontrarnos tan mal parados organizativamente en este momento histórico. Es por eso que debemos retomar las experiencias de lucha de nuestra clase en la historia.
La clase obrera debe asumir su papel como sepulturera del capitalismo, pero antes habrá que organizarse y realizar una lucha militantemente consecuente y activa por sus intereses como clase, dejando en el camino todo obstáculo o agente reaccionario que fastidia la lucha de la clase y el pueblo.
¡Proletarios de todos los países, Uníos!
Partido Comunista de México