Aunque el Partido Comunista de México (PCM) no es abstencionista ni antielectoral por principios, en este contexto de crisis económica y política del capitalismo, votar es legitimar. Por ello, es necesario cuestionar esta falsa democracia y el régimen de partidos electorales que ocultan la dictadura de los monopolios, quienes por un lado, con spots publicitarios llaman a votar y por el otro; encarcelan, torturan y asesinan a militantes comunistas, luchadores sociales, periodistas y todo aquel que se rebele contra su régimen del hambre y la miseria.
Hoy, no sólo es el movimiento popular y magisterial del estado de Guerrero quien se opone al proceso electoral, se suman también el de Oaxaca, Chiapas y Michoacán, así como el de algunas regiones de la República Mexicana. Este es el caso de la rebelión de los cerca de 80 mil jornaleros de San Quintín en Baja California, quienes con claridad, combatividad y organización, dan una muestra al conjunto del proletariado mexicano de que es posible luchar por mejores condiciones laborales y devolver el golpe a los explotadores.
Todo esto demuestra que el periodo de la insumisión continua a pesar de que el régimen de Enrique Peña Nieto quiera dar carpetazo al caso Ayotzinapa, a pesar de la represión, a pesar de las medidas de austeridad, de los recortes presupuestales y los despidos masivos. Por lo tanto, es deber de los revolucionarios continuar fortaleciendo las iniciativas de la creación de consejos populares, asambleas y espacios unitarios de organización a nivel local, estatal y nacional, para preparar a la clase obrera en el ejercicio de su poder desde sus centros de trabajo mediante paros y movilizaciones, en una perspectiva de ofensiva contra el régimen, la ciada de Peña Nieto y la instauración en vía de los hechos del poder obrero y popular.